jueves, 9 de octubre de 2008

"GAYS Y LESBIANAS EN EL MUNDO MUSULMÁN" Por Paco Ramírez y Rafael Salazar



Una imagen vale más que mil palabras. Y una impactante foto de dos chicos jóvenes, casi adolescentes, colgados en una grúa en el Irán de los Ayatollahs dio la vuelta al mundo. De pronto se hizo explícito y notorio, algo que se está produciendo en muchos países islámicos, y que la opinión pública internacional se negaba a considerar. Con esta imagen delante, ya no se podía mirar a otra parte. Y ahora es un deber moral el actuar para cambiar esta dramática situación de muchos gays y lesbianas que viven en un infierno particular en estos países.

LA REALIDAD LGBT EN EL MUNDO MUSULMAN.-

Por encima de diferencias y de experimentos democráticos controlados por las armas, en el conjunto de países musulmanes podemos apreciar una preocupante falta de respeto por los derechos humanos más elementales, unas democracias casi inexistentes, unos regimenes políticos no sólo autoritarios sino despóticos y tiránicos, discriminación de la mujer social y legalmente, falta de libertades civiles y religiosas, persecución de la homosexualidad, desprecio a la vida humana en muchos países con una esclavitud si no aceptada si asimilada, y salvajadas como la ablación y otros excesos en algunos países como amputación de manos a ladrones, lapidación de adúlteras o ahorcamiento de homosexuales.


En general en todos los países de mayoría musulmana, se persigue la homosexualidad legalmente y se penaliza severamente. En total son 8 países los que castigan con la pena de muerte los actos homosexuales: Afganistán, Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Pakistán, Sudán, Yemen y algunos estados del norte de Nigeria. En otros países, la homosexualidad puede ser castigada con cadena perpetua o duras penas de prisión, añadiendo a ello el estigma social y el rechazo mayoritario de su entorno y su comunidad. Si a todo ello añadimos las torturas, los malos tratos por parte de policía y en prisión, incluso hasta castigos físicos como latigazos en plena plaza pública para escarnio social, podemos hacernos una idea de este paisaje nada halagüeño para gays y lesbianas en estos países.

En otros países donde incluso no existen leyes que castiguen expresamente a las personas por su orientación sexual, se aplican otras leyes como la Ley de Emergencia, y eventualmente se les puede acusar de cualquier cosa: escándalo público, conducta indecente, lascivia, actos antinatura, actos contra la moral y las costumbres, actos contra la religión, actos contra la familia, etc… Cualquier excusa es válida para castigar las relaciones homosexuales.

De forma paradójica, las mismas leyes restrictivas que rigen la vida de los musulmanes, estimulan de alguna forma los encuentros homosexuales. Estas leyes impiden que los hombres y las mujeres tengan relaciones sexuales fuera del matrimonio y siempre con un fin reproductivo. Esta limitación sexual impulsa el encuentro carnal entre los chicos jóvenes, por lo que la bisexualidad es una práctica muy extendida en el mundo árabe. No obstante la sociedad sólo es condescendiente y tolera al bisexual activo. Pero donde hay activos deben haber forzosamente pasivos, personas que sufren un brutal, pero por otra parte hipócrita, escarnio público si sus actos son revelados o descubiertos.

LA LETAL APLICACIÓN DEL ISLAM.-

Las ejecuciones en estos países son públicas siempre, generalmente en estadios y plazas públicas, para que sirvan de actos ejemplarizantes para los ciudadanos. El 25 de Febrero de 1998 un tanque militar de los talibanes aplastó durante 30 minutos a cinco hombres acusados de prácticas homosexuales. El 22 de Marzo del mismo año, dos jóvenes de 18 y 22 años fueron aplastados hasta la muerte, por una pala excavadora. Ambas matanzas se realizaron ante la presencia de público, y en la primera de ellas estuvo presente el líder talibán Mohamed Omar.


En Irán, que padece una de las dictaduras más intolerantes del mundo musulmán, la homosexualidad está perseguida desde la llegada al poder de los ayatollahs en 1979. Según varias organizaciones de Derechos Humanos, más de 100.000 personas podrían haber sido condenadas a muerte durante este tiempo, de los que unos 4.000 serían gays y lesbianas ejecutados simplemente por su condición sexual. Hace unos meses la imagen aterradora de dos jóvenes iraníes, casi adolescentes, colgados de una grúa en una plaza pública de la ciudad de Mashhad, dio la vuelta al mundo. También se tiene constancia de la ejecución de dos varones homosexuales de 24 y 25 años, en noviembre de 2005 en la ciudad de Gorgan, y de otros casos similares. Imaginemos cuantos casos se producen sin que la prensa internacional pueda publicitar estos actos ejemplarizantes del “viciado modo de vida occidental”.

Muchas veces la simple sospecha de ser homosexual sirve para condenar a un acusado con otras penas, como beber alcohol o el acoso sexual. Actualmente en Irán constituye delito tener relaciones sexuales antes del matrimonio, en el caso de las mujeres, beber alcohol, ejercer la prostitución, mantener relaciones homosexuales, el adulterio y un sinfín de actos que en Occidente no lo son.

En un país en convulsión y desangrado por la guerra civil y el terrorismo como es Irak, el gran ayatollah Ali al-Sistani ha decretado una fatwa (orden religiosa de obligado cumplimiento) contra los homosexuales iraquíes. La milicia ultrarradical Badr, que obedece a grupos radicales chíies bajo control de Irán, ya se están cobrando algunas víctimas. En el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y otros países occidentales ya hay decenas de gays iraquíes refugiados, huidos de estas implacables persecuciones. Tras la relativa tolerancia del cruel régimen de Sadam Hussein, ahora los gays iraquíes son atacados impunemente por todos, incluyendo tanto la policía, la guerrilla terrorista o los grupos radicales. Buen panorama para aprovechar y cobrarse venganzas personales y pequeñas rencillas, o ser objeto de chantajes económicos, cuando no apropiarse sencillamente de propiedades y negocios con total arbitrariedad.


TURQUÍA Y LA LAXA APLICACIÓN DEL ISLAM.-

Turquía parece ser una excepción respecto a los demás países islámicos, obligada más por Europa a ajustar su legislación bajo los parámetros de cumplimiento de los derechos humanos bajo amenaza de no poder incorporarse a la Unión Europea más que por convencimiento propio. Si bien el imperio de la ley no es el mismo en la tolerante Estambul que en el resto del país.

En otros países islámicos, sobre todo del Magreb, aunque existen leyes que penalizan con años de prisión los actos homosexuales, no se aplican en la mayoría de los casos cuando se realizan privadamente. Estos países castigan la notoriedad, el escándalo público y la prostitución sobre todo. Puede parecernos una actitud suave, pero la prohibición de expresar afecto en público, de tener una pareja y conseguir derechos es un atentado directo al desarrollo integral de la persona, que deber llevar una doble vida con la consiguiente desestabilización del equilibrio psicológico y emocional, además de verse víctimas de chantajes y coacciones. Olvidemos por supuesto la posibilidad de legalizar organizaciones que defiendan derechos para gays y lesbianas, que tienen muchas veces que solapar sus reivindicaciones bajo el manto de organizaciones de lucha contra el sida o de derechos humanos ligths, instrumentalizaciones y excusas a la postre de los propios gobiernos.

El caso de Israel es un oasis en medio de todo este desierto que constituyen todos los países árabes, siendo la única verdadera democracia real en todo el Oriente Próximo. En Israel los Derechos Humanos son respetados formalmente, incluyendo la homosexualidad. Se trata del único país en todo el Oriente Próximo, que no sólo no penaliza las relaciones homosexuales, sino que tiene legalizados grupos activistas gay-lésbicos, celebran el Día del Orgullo Gay, y ofrece una serie de derechos a las uniones homosexuales. Todo ello a pesar de las fuertes presiones de los ultraortodoxos judíos, cristianos y musulmanes.


LOS DERECHOS HUMANOS SON DE APLICACIÓN UNIVERSAL.-

Todo pueblo sin excepciones de ningún tipo, tiene derecho a mantener su propia indiosincracia cultural libre de interferencias ajenas, pero el real cumplimiento de los Derechos Humanos debe ser algo universal y prevalecer sobre cualquier singularidad cultural. Invocar una pretendida multiculturalidad a veces mal entendida, no puede llevarnos a obviar la justa exigencia de cumplimiento estricto de los derechos humanos en estos países. No se trata de inmiscuirnos en asuntos privados o política interna de estos países, tenemos la ineludible obligación moral de extender el cumplimiento universal de los derechos humanos en todos los países de este planeta. Una comparación adecuada puede ser el tema de la violencia doméstica, tan en voga desde hace un tiempo en nuestro país, donde hasta hace unos años se consideraba un asunto exclusivamente intrafamiliar el hecho de que un marido pueda pegar a su mujer sin que vecinos y autoridades puedan inmiscuirse en sus asuntos.

El culpable sin duda en esta lamentable situación es la estricta interpretación de la SHARIA (ley islámica) basada en el Corán, realizada por la corriente dura y radical del Islám. Según los expertos, el Corán no avala estos comportamientos, y está lleno de tales ambigüedades que una lectura crítica sin ser irrespetuosa permite a un tiempo atacar y defender cosas tales como la superioridad masculina, los derechos de la mujer o la cooperación con otras religiones. De hecho tampoco los Evangelios incitan a la violencia, pero una interpretación sesgada fue coartada para justificar excesos tales como las Cruzadas o quemar herejes.


Incluso en pleno s. XIX, y hasta bien entrado el s. XX, la Iglesia Católica se oponía férreamente al liberalismo y la modernización que incluía entre otras cosas: la separación efectiva de Iglesia y Estado, la secularización de la sociedad, democracia frente a regimenes autoritarios y la instauración de libertades religiosas y civiles. Todo ha conllevado a una concepción universal de orden social cuyo centro es el cumplimiento efectivo de los derechos humanos.

El status quo de las sociedades musulmanas está secuestrado por el carácter intocable de la corriente dominante además de la docilidad de los fieles que rechazan cualquier apertura modernizadora al confundirla con occidentalización.

CONCLUSIÓN.-

Dada la difícil situación actual que viven estos países, el camino del exilio, el refugio en terceros países o una vida clandestina constituyen su horizonte vital más próximo.

La Humanidad ha demostrado reiteradamente que puede sobreponerse a las ideas de ciego seguidismo que toda religión presenta y armar su destino de manera inteligente.

Es necesario que los propios musulmanes encaucen su propio destino, comenzando por la “libertad de duda”, incluso de sus Sagradas Escrituras. Tal como propone Irshad Manji, la activista canadiense de origen Ugandés, hay que recuperar la “Ytihad” (no confundir con “yihad”: obligación de extender el Islam), que es una tradición de la época dorada del Islam (750-1250) que defendía el derecho al pensamiento independiente.

La sociedad occidental debe ser autocrítica sobre su vergonzoso comportamiento al no denunciar o hacerlo únicamente tibiamente la sistemática violación de los derechos humanos en estos países. Quizás la verdadera razón sea que muchos de estos países son productores de petróleo, y Occidente pero sobre todo Estados Unidos prefiere una estabilidad en los precios del crudo a una conciencia moral tranquila. En resumen, se venden derechos humanos por petrodólares.El mundo occidental y sobre todo Europa deben ser los adalides y defensores de los derechos humanos en estos países y exigir una aplicación universal de los mismos. Las ayudas con estos países no puede seguir siendo ciega con esta dramática situación, y la colaboración debe ser activa y constructiva impulsando cambios en estos países.


* Paco Ramírez es Director de Comunicación y Secretario de Organización de COLEGAS

* Rafael Salazar es Presidente de COLEGAS

"HOMOSEXUALIDAD EN EL ISLAM" Por Abdennur Prado




Desde hace años vengo realizando una investigación sobre la homosexualidad en el islam, que abarca aspectos doctrinales, históricos, de jurisprudencia y de hermenéutica coránica. Considero que no hay fundamento alguno ni en el Qur'án ni en el ejemplo del profeta Muhammad para una condena de la homosexualidad, entendida como amor entre dos hombres. Este estudio abarca más de cien páginas, que resultaría muy difícil resumir ahora. En esta intervención, solo quiero mostrar mi posición al respecto, advirtiendo a los presentes de que esta posición no es en absoluto representativa del islam en su conjunto, sino fruto de una indagación personal cuyos resultados se oponen al pensamiento dominante. No puede ser de otra manera: cada vez que un ser humano reflexiona por si mismo entra en oposición con el pensamiento dominante, pues un pensamiento cuando es dominante se convierte en una cárcel para la conciencia.


La condena de la homosexualidad en el islam -repetida una y otra vez por las autoproclamadas "autoridades religiosas"- se basa en dos argumentos principales. Por un lado, la supuesta condena a esta tendencia sexual contenida en el Qur'án, en las aleyas que relatan las transgresiones cometidas por la gente de Lot. Por otro lado, en la consideración del matrimonio heterosexual como base del equilibrio y del orden ideal que debe regir en una sociedad islámica, con una distribución precisa de los roles que deben asumir el hombre y la mujer. En último extremo este planteamiento conduce a la total segregación de la mujer.


El primer punto, sobre lo que se denomina "transgresiones de la gente de Lut", tal y como se nos muestra en el Qur'án: gentes que practicaban toda clase de perversiones sexuales. Una lectura minuciosa de estas aleyas nos lleva a la conclusión de que no hay ni una sola mención explícita de la homosexualidad, tan solo a la promiscuidad sin freno y a la violación, además de la trasgresión de las leyes de la hospitalidad. Cuando el pueblo de Lut (as) quiere tomar a los ángeles de Al-lâh, no se trata de homosexualidad, sino de un intento de violación. Algunos confunden lo uno con lo otro, y citan estas aleyas para demostrar que Al-lâh ha condenado la homosexualidad. Es posible que mi interpretación esté equivocada, pero se basa en un análisis minucioso y consciente del Qur'án.


El otro argumento habitual es de orden social, y es exactamente el mismo utilizado por los sectores más reaccionarios de otras religiones para condenar la homosexualidad. Como ejemplo, recordar que el Consejo del Poder Judicial (órgano consultivo de los jueces españoles) arremetió en enero del 2005 contra la ley de matrimonios homosexuales, con el argumento de que el matrimonio es una institución específicamente heterosexual, al estar basada "en el principio de la complementariedad entre los sexos".


Este argumento es el mismo que utilizan los ulemas reaccionarios para justificar la represión de los homosexuales. Tal y como lo describe Abdelwahab Bouhdiba en La sexualité en Islam (ed. Puf, p. 43): "La visión islámica de la pareja fundada sobre la armonía preestablecida de los sexos supone una complementariedad esencial entre lo masculino y lo femenino. Esta complementariedad armónica es creativa y procreativa. (...) La bipolaridad del mundo reposa sobre la rigurosa separación de dos 'ordenes', lo femenino y lo masculino. Todo lo que viola el orden del mundo no es más que un grave 'desorden', fuente de mal y de anarquía".


Según esta visión, el hombre debe actuar únicamente como "hombre", y eliminar de si mismo cualquier rasgo femenino. La mujer debe actuar según las características consabidas de "lo femenino": sumisión, pasividad, maternidad, ternura... El hombre se reserva para si las cualidades activas, de penetración y de dominio. Ante esta rigurosa polaridad, cualquier expresión o planteamiento que trate de romper o difuminar la frontera entre los sexos es vista como una aberración contra natura y, lo que es peor: como una tendencia destructora de la sociedad. De ahí la doble condena, moral y penal, a que se ven abocados los homosexuales.


Según creemos, este tipo de consideraciones son sumamente groseras, y son el resultado de la incomprensión de la cosmología coránica. En realidad, ponen en evidencia la ausencia total de espiritualidad en sus promotores. El hecho de que todo haya sido creado por pares no significa que haya cosas exclusivamente masculinas frente a otras exclusivamente femeninas, sino que dentro de todas las cosas creadas existe esa polaridad:


Subhana al-ladzî jalaqa al-'azwâja

kul lahâ mim mâ tumbitu al-'ardzu

wa anfusi-him wa mim mâ lâ ya'alamûn.


Glorificado sea Aquel que ha creado pares

en todo lo que la tierra produce,

y en los mismos egos, y en lo que no conocen.


(Qur'án 36: 36)


Esta aleya clarifica que los pares (las polaridades) están en el interior de todo lo creado. Un par no es únicamente la unión de un varón y una hembra, sino que los pares habitan en las criaturas: y en los mismos egos (nafs). El hombre y la mujer forman un par, y en cada uno de ellos existe la polaridad masculino-femenina. En caso de eliminar uno de estos dos polos, el par sería destruido y el hombre y la mujer ya no serían criaturas completas. No hay nada en la Creación que no sea dual, salvo Al-lâh, quien ha establecido la balanza.


En la unión amorosa se da esa dualidad: se establecen roles. Esto sucede tanto en las parejas heterosexuales como en las homosexuales. La unión amorosa, cuerpo a cuerpo, es la búsqueda de la unidad en algo que está fuera de nosotros, y sin embargo esta unión nos remite a nuestra propia interioridad. Si la pareja es la unión entre complementarios, lo importante no es una supuesta complementariedad física, sino espiritual. Un hombre que no ama a una mujer no forma una pareja con ella, por mucho que sus sexos parezcan acoplarse. Dos homosexuales que se aman forman plenamente una pareja, verifican su unidad en el espejo del Amado.


Frente a la conciencia de la unión se sitúa el sueño de la segregación, territorialización de lo masculino y de lo femenino en ámbitos perfectamente separados. Este sueño es el fanatismo de los que se niegan a reconocer su propia feminidad. De ahí las estructuras jerárquicas enteramente masculinas habituales en diferentes religiones. Esta es la enfermedad de los guardianes de la fe, los representantes de Dios sobre la tierra. En relación a la homosexualidad, no pueden aceptar que Dios haya creado un ser que se les presenta como híbrido, y que rompe sus esquemas dualistas. Un ser físicamente hombre y espiritualmente mujer: esto parece contradecir el orden perfecto de las cosas, la utopía de un orden estático y sin mezcla. Y sin embargo es todo lo contrario: la homosexualidad es un signo, que viene a poner al descubierto que las diferencias entre lo masculino y lo femenino no son tajantes, que todas las criaturas participan de ambas cualidades. Lo femenino y lo masculino no pueden ser acotados en base a distinciones físicas: hay un carácter masculino de la mujer y una feminidad en el hombre.


En realidad, establecer los roles según la apariencia física conduce a graves desequilibrios: ¿qué importancia puede tener que alguien tenga pene si no desea a una mujer? En las épocas de represión, muchos homosexuales se casan con mujeres para salvar las apariencias, llevando a uno y otro cónyuge a vivir en la infelicidad y frustración de sus apetitos naturales. Lo importante del matrimonio es consumar la unión (sexual, intelectual, afectiva) entre complementarios. Desde este punto de vista, la unión entre un homosexual y una mujer es lo verdaderamente anti-natural, no conduce a la satisfacción mutua de los cónyuges.


La homofobia en nombre de la religión es una constante, tanto entre cristianos, como budistas, hinduistas, musulmanes... A las declaraciones del Papa hay que sumar las del Dalai Lama, en la revista Odissey: "Los órganos sexuales han sido creados para la reproducción entre el elemento masculino y el femenino. Toda desviación a eso es inaceptable. La homosexualidad es mala". Claro que en el mundo islámico es donde se llevan la peor parte, a causa de la pervivencia de legislaciones pretendidamente religiosas.


Según Human Rights Watch, a principios del siglo XXI existen 83 países donde la homosexualidad está explícitamente condenada por la ley, 26 donde el islam es mayoritario. Entre ellos casi todos los miembros de la Liga Árabe. En algunos países la condena por sodomía (liwat) es la pena de muerte: Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Sudán, Yemen y Afganistán. Aunque en la mayoría de los casos la pena no se aplica, conocemos casos de homosexuales ejecutados en los últimos años en Irán, Arabia Saudí y en el Afganistán de los talibanes.


En otros lugares, la condena para los homosexuales es la cárcel. En Malasia, el artículo 377 del código penal castiga con 10 años de prisión las "conductas antinaturales", y hasta 20 años de cárcel en caso de "penetración entre hombres". En Pakistán y en Bangla Desh, el código penal equipara la homosexualidad a la zoofilia, y puede reportar hasta diez años de cárcel. En Siria y en Jordania la pena es de cinco años, y en Marruecos, Túnez, Argelia, Irak y Kuwait, de hasta tres años. Aunque en muchos de estos países existe "tolerancia de facto", estas leyes se mantienen como una amenaza.


Siendo el problema judicial gravísimo, no lo es menos el cultural. La homofobia se extiende como un cáncer entre los musulmanes. El islam, que durante siglos fue signo de justicia y de progreso, ha sido transformado en una religión retrograda y cruel hacia las minorías. Los jóvenes musulmanes que desprecian y hacen la vida imposible a los homosexuales en muchos lugares del mundo islámico no saben que con su actitud están destruyendo una tradición de siglos. Aquí, como siempre, la ignorancia es la culpable de una situación penosa, una ignorancia fomentada por prestigiosos alfaquíes, instituciones y universidades a través de las cuales se fomenta la ignorancia y la repetición mecánica de dogmas.


La persecución de los homosexuales en el mundo islámico es muy reciente, y tiene que ver con la colonización y la influencia de occidente. Existen innumerables pruebas de que hasta la colonización la homosexualidad era plenamente aceptada. Durante las primeras décadas del siglo XX, el Magreb fue un "paraíso para los homosexuales", que huían de la puritana Europa en busca de la libertad sexual que se vivía en tierras del islam. En Marruecos, la homosexualidad es considerada un delito tan solo desde 1972, y esto a causa de la influencia Saudí. En Indonesia (el país con más musulmanes en el mundo) jamás ha estado prohibida, siendo la escuela shafi'í mayoritaria.


La aceptación de la homosexualidad en la historia del islam está ampliamente documentada, en diferentes épocas y territorios. No era algo oculto o marginal, sino aceptado socialmente. Los estudiosos occidentales de la homosexualidad han destacado con asombro la actitud mostrada hacia este tema en dar al-islam. Merece destacarse la visión de John Boswel sobre la homosexualidad en al-Andalus de sus obras Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad y Las bodas de la semejanza.


En la Córdoba califal, los homosexuales habitaban todo un barrio, conocido como derb Ibn Zaydun. El caso de al-Andalus no es aislado. Existe una amplia literatura de contenido homosexual en el periodo abbasida, además de los testimonios de los historiadores. Además de al-Mutamid, existen otros dirigentes islámicos reconocidos como musulmanes en la historia, tales como Sultan Mehmet Fatih, conquistador de Constantinopla. En las crónicas del gran visir Nizam al-Mulk se habla de la homosexualidad como algo habitual.


Esta actitud abierta llega hasta los inicios de la colonización. Las obras de los viajeros, científicos y colonizadores europeos relatan, entre la fascinación y la sorpresa, el grado de aceptación de la homosexualidad entre los musulmanes. En la sociedad victoriana, este fue uno de los argumentos preferidos para mostrar que el islam era una religión lasciva e inmoral. En la Europa del siglo XXI, se habla de la persecución de los homosexuales en el mundo islámico para mostrar como el islam es una religión salvaje y puritana. Entre lo uno y lo otro, algo ha sucedido.


No podemos citar a todos los estudiosos que han destacado la plena aceptación de la homosexualidad en la historia del islam. Sencillamente, son demasiados. En su libro Islamic Homosexualities, Stephen O. Murray y Will Roscoe dan pruebas amplias de la centralidad del erotismo masculino adolescente-adulto en los países islámicos. En su traducción de Las mil y una noches, el aventurero y escritor inglés Richard Burton describió la sexualidad en el mundo islámico, que recorrió de punta a punta (llegó a realizar la peregrinación a Meka). La fascinación de Burton por el islam no estaba exenta de prejuicios y una mirada fantasiosa. Aún así, su testimonio no puede descartarse por completo: en Egipto, los adolescentes que buscan hombres frecuentan los baños públicos, igual que en los tiempos pasados. En Marruecos, los musulmanes viven abiertamente con adolescentes. En Persia, la práctica es "tan inherente que está en los huesos".


A quien nos haya seguido hasta ahora, no le sorprenderá descubrir la existencia de matrimonios entre homosexuales en el mundo islámico, hasta bien entrado el siglo XX. La primera vez que dimos a conocer este hallazgo, causó sorpresa e incluso indignación. A algunos musulmanes les pareció un disparate, e incluso se me acusó de haberlo inventado. En concreto, la celebración de matrimonios entre homosexuales musulmanes está documentada en el oasis de Siwah, situado en el desierto de Libia, en la actualidad en territorio egipcio.


Es improbable que se trate de un caso aislado. El día 7 de abril, la cadena de TV al-Arabiya informaba sobre las penas impuestas a un grupo de hombres por celebrar un matrimonio gay en Arabia Saudí, en la ciudad santa de Medina. Los hechos sucedieron en marzo, cuando la policía interrumpió la celebración de la boda y detuvo a unos 120 hombres, algunos de ellos vestidos de mujeres. Los jueces han condenado a dos mil latigazos y dos años de prisión para los cónyuges, doscientos latigazos para 31 de los asistentes, y un año de prisión para los 70 restantes. Si hubieran tenido tiempo de consumar el matrimonio, la sentencia podría haber sido la muerte, tal y como les sucedió a dos hombres el año 2001 en la misma Arabia Saudí. Hace sólo unas semanas nos ha llegado una noticia semejante de Emiratos Árabes Unidos. Al parecer, doce parejas de homosexuales estaban preparándose para celebrar su matrimonio cuando irrumpió la policía.


Si esto llega a producirse en un contexto en el cual se condena a muerte la homosexualidad, ¿qué puede haber pasado durante catorce siglos de tolerancia? Lo extraño sería que esta clase de matrimonios no se hubiesen producido, y que no se produzcan en el futuro. Dado que en el islam no es necesario ningún sacerdote para celebrar el matrimonio, un grupo muy reducido de musulmanes/as puede hacerlo. Al margen de que consideremos esto lícito o una perversión, es incuestionable que ha habido y hay musulmanes que lo consideran lícito. La existencia de "matrimonios entre musulmanes homosexuales" pone en evidencia que la condena a muerte está muy lejos de ser la única opción posible. En el terreno del islam siempre coexisten opciones diferentes, algunas veces tan alejadas entre si que parece tratarse de religiones diferentes. (Existen ulemas que afirman: "el islam prohíbe la música", pero en otro lugar leemos: "a ninguna civilización la música ha sido tan consustancial como a la islámica").


Esta reflexión se inscribe en una situación precisa. Desde el momento en que los matrimonios entre personas del mismo sexo han sido legalizados en España, nada impide que se celebren entre musulmanes/as. Basta que un solo musulmán reconocido en la categoría de "Dirigente Islámico" (artículo 3.1 del Acuerdo de Cooperación firmado entre el Estado español y la Comisión Islámica de España), este dispuesto a celebrarlo para que tengamos "matrimonios entre hombres (o mujeres) según la sharia", con plena validez a efectos civiles. Por mi parte, la aceptación del matrimonio entre hombres está implícita en el contenido de esta charla.


Un principio de realismo es necesario. Aquellos que condenan moralmente la homosexualidad no pueden negar que ésta seguirá practicándose. Desde el momento en que sabemos que la homosexualidad es una constante en la historia de la humanidad, y que ninguna prohibición humana puede modificar ni un ápice la Creación de Al-lâh el Altísimo, ¿no es lo sensato garantizar los derechos de todos los creyentes, sea cual sea su naturaleza?


A raíz de la persecución, muchos musulmanes homosexuales se han acostumbrado a una vida sexual semiclandestina, de modo que no quieren ni oír hablar de matrimonio. Con ello, no se dan cuenta de que renuncian a algo más que a la aceptación o al rechazo social de sus tendencias sexuales. La pareja es el ámbito privilegiado para verificar la complementariedad entre los principios masculino y femenino. Negar a los homosexuales su derecho al matrimonio es muy grave, es privarles de un derecho fundamental, de algo que la tradición islámica reconoce como un gran beneficio. Hay que tener una base para ello.


El matrimonio es el hogar, la paz, la satisfacción de los deseos. No es el refugio del ego, sino su máxima apertura. Es el encuentro entre dos mundos. Cada elemento de la pareja está conectado con los otros, su círculo inmediato, su familia. El matrimonio es la interacción de dos mundos, la consagración de la comunidad y la apertura. Familia, revelación, balanceo de las fuerzas. Lo propio y lo impropio dejan de ser inmóviles, entramos en lo otro, vivimos para otro. ¿Qué tiene que ver todo esto con las características físicas de las personas, con su pene, su ano o su vagina? Más bien tiene que ver con su grado de conciencia sobre la realidad que los rodea. Tiene que ver con la capacidad de cada uno de amar y de entregarse, de fusionarse con el otro. Tiene que ver con su espiritualidad y la forma como esta se hace cotidiana. Tiene que ver con la posibilidad de transformar cada uno de nuestros actos en un acto de 'ibada, forma de adoración al Creador de los cielos y la tierra.


Bibliografía:


Will Roscoe y Stephen O. Murray (ed.): Islamic Homosexualities: Culture, History, and Literature (New York University Press, 1997)

John Boswel: Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad (Muchnik, 1992)

John Boswel: Las bodas de la semejanza (Muchnik, 1996)

Daniel Eisenberg: Homosexuality in Spanish History and Culture (1999)

Afsaneh Najmabadi: Women with Mustaches and Men without Beards: Gender and Sexual Anxieties of Iranian Modernity (University of Califronia Press, 2005)

J.W.Wright Jr. y Everett K. Rowson (ed.): Homoeroticism in Classical Arabic Literature (Columbia University Press, 1997)

Badruddin Khan: Sex, Longing, and Not Belonging: A Gay Muslim Journey (Floating Lotus, Bangkok, 1997)


Para más información: abdel@webislam.com

miércoles, 8 de octubre de 2008

"INFORME SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD EN IRÁN" Por Arsham Parsi




Arsham Parsi
analiza la situación de la homosexualidad en Irán. El Código Penal Islámico, basado en la Sharia, autoriza el castigo a los homosexuales bajo penas de azotes, colgamientos, apedreamientos, despedazamiento en dos del individuo o su ejecución desde un edificio o acantilado. La homofobia está profundamente arraigada en la sociedad iraní. Ya el Ayatolá Jomeini llamó al exterminio de los homosexuales tras el triunfo de la Revolución Islámica en 1979 denominándolos "parásitos y corruptores de la nación". Irán es conocido como el país que castiga con más severidad las relaciones homosexuales consentidas y entre adultos. En este contexto de persecución, las organizaciones homosexuales iraníes necesitan más apoyo que nunca.

Arsham Parsi es Fundador y Director de Iranian Queer Organization, con sede en Canadá. Es premio a la Excelencia en Derechos Humanos por la ciudad de Toronto.

A pesar de estar invitado a participar en este el I Congreso Internacional "Derechos Humanos, Sociedad Civil y Homosexualidad en los países de mayoría musulmana" no he podido asistir por razones de fuerza mayor. Lamento no haber podido presentar mi ponencia personalmente, dificultades con mi visado y la llegada de homosexuales iraníes refugiados desde Turquía hacia Canadá me han imposibilitado estar con vosotros en España.

La institución que represento, la Iranian Queer Organization (IRQO), es la única organización activa que trabaja en pos de los derechos de los Queers iraníes (gay, lesbianas, bisexuales y transexuales) en todo el mundo. Nuestra tarea se centra en la documentación de las violaciones de los derechos humanos, el envío de cartas de apoyo a los homosexuales iraníes que buscan asilo y refugio, y la lucha contra la homofobia.

La documentación que proveemos sobre la situación de los derechos humanos en Irán es conocida por su fiabilidad y credibilidad. IRQO está registrada en Ontario, Canadá, y es miembro de las siguientes organizaciones internacionales: Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA) con sede en Bruselas, la Red Cultural de Gays y Lesbianas (ILGCN) de Estocolmo, la Asociación Arco iris de Toronto y el Comité Consultivo de la Fundación Hirschfeld-Eddy para la promoción de los Derechos Humanos del colectivo LGBT. El pasado mes de abril nuestra organización recibió el Premio Felipa De Souza otorgado por la Comisión Internacional de los Derechos Humanos de los Gays y Lesbianas (IGLHRC) con sede en Nueva York.

La homofobia está profundamente arraigada en el seno de la sociedad iraní. Ya en 1979 el Ayatolá Jomeini llamó al exterminio de los homosexuales declarándolos “parásitos y corruptores de la nación” y “propagadores del mal”. Dado que Jomeini ostentaba el papel de guía espiritual, el marja-e-taqlid o aquél a quien todos debían imitar, sus palabras tenían una enorme fuerza y legitimidad sobre la población. Pero la extensión de la homofobia no sólo es una cuestión religiosa, es un reflejo también de un sistema social patriarcal donde la sexualidad es controlada desde el Estado y está al mero servicio de la reproducción.

En el marco de la región del Golfo y de Oriente Medio, Irán es el país que actúa con mayor severidad contra el acto homosexual consentido y realizado entre dos varones adultos. La sodomía está penada con la ejecución, independientemente que el sujeto sea activo o pasivo. El artículo 111 del Código Penal Islámico establece que “la Sodomía es condenada con la ejecución, más allá de que los sujetos activos o pasivos que la cometan sean adultos y actúen en voluntad propia”. La condena a muerte es también el castigo recibido si el acto sexual es cometido entre un musulmán y un no musulmán.

La condena por sodomía depende, según el Código Penal Islámico vigente en el país, del criterio del juez de turno. Esta legislación es muy laxa respecto a las pruebas y cualquier tipo de evidencia es utilizada en contra de los acusados. De todos es sabido que la práctica de la tortura es utilizada frecuentemente como medio para “arrancar” confesiones relacionadas con las prácticas homosexuales. En 2002 el Consejo de los Guardianes de la Revolución, integrado por doce altos clérigos, intentaron promover en el Parlamento ciertas restricciones al uso de la tortura pero esta propuesta no fue apoyada por el gobierno. El régimen iraní mantiene un régimen de incomunicación indefinido para los detenidos y estigmatiza de manera significativa a ciertos detenidos, entre ellos los homosexuales, privándoles de las mínimas protecciones jurídicas.

La pena de muerte por sodomía no existe sólo en el papel, es practicada y reforzada. Los procesos judiciales por “cargos morales” han estado bajo el foco de las cámaras, de hecho, la presión internacional contra la frecuencia de las ejecuciones llevó al gobierno iraní a controlar de manera férrea la cobertura mediática sobre las penas de muerte -- recordemos que Irán es el segundo país en términos de ejecuciones per cápita del mundo--. Dada esta “ocultación mediática” es imposible determinar el número de asesinatos por razones de orientación sexual.

Otra de las características de la situación LGBT en Irán es la sombra de la vigilancia policial. Lo singular de esta realidad es que la vigilancia hacia estas “conductas desviadas”, según la terminología policial, no la ejercen sólo los cuerpos de seguridad del Estado. Existen instituciones semioficiales y un gran número de voluntarios que velan por la moralidad pública, recibiendo apoyos para ejercer su labor de los estamentos policiales, judiciales y de los clérigos conservadores. A finales de 2004, el Poder Judicial estableció un nuevo grupo denominado Setad-e Hefazat-e Ejtemae (División para la Protección Social) encargado de la supervisión de los crímenes morales. Este órgano tiene como objetivo controlar “las enfermedades sociales de cada vecindario o región”, así como “los sujetos desviados”. En Julio de 2005, un veterano Juez confesó a la prensa que 210 unidades de esta División para la Protección Social contaban con más de 1,700 voluntarios sólo en la ciudad de Qom.

En cuanto a la realidad del colectivo de lesbianas su situación no es mejor que la de sus hermanos gays. En la mayoría de los casos las mujeres son forzadas al matrimonio por la sociedad o por su propia familia. Además de recibir latigazos, el castigo por lesbianismo puede llegar hasta la pena de muerte si la mujer es detenida en cuatro oportunidades. Aquellos que piensan que las lesbianas no están amenazadas se equivocan. Este colectivo no tiene ninguna garantía jurídica de cara al gobierno iraní. Cada vez que son detenidas corren el riesgo de ser violadas, golpeadas o incluso torturadas hasta la muerte.

Finalmente, el colectivo transexual tampoco es inmune a la tortura y a la persecución. Los transexuales corren el riesgo permanente de ser golpeados o arrestados por las fuerzas policiales conocidas como el cuerpo Basiji. Este órgano policial no necesita identificarse y actúa con total impunidad. A pesar de que Irán autoriza legalmente el cambio de sexo, esta operación se realiza no sin dificultades. Los médicos encargados no tienen en cuenta los factores psicológicos y emocionales de cada individuo. Las operaciones se realizan de forma incompleta y, en la mayoría de los casos, con un gran número de errores médicos. En la mayoría de los casos los transexuales deben permanecer en vigilancia post operatoria y contraen enfermedades por la mala praxis médica.

Quisiera terminar con una reflexión y con un llamamiento. Los países que deportan a los homosexuales iraníes que demandan asilo de vuelta a Irán cometen un gravísimo error. En Irán no vivirán seguros y no se respetará su opción u orientación sexual. Con estas deportaciones algunos Estados están violando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en concreto los puntos que hablan de la protección de los derechos individuales, la salvaguarda de la vida, la libertad, dignidad, privacidad, la no discriminación y el derecho al asilo, entre otros.

Necesitamos todo vuestro apoyo para continuar defendiendo los derechos del colectivo LGBT en Irán.

Gracias.

Arsham Parsi

Para más información:

IRanian Queer Organization – IRQO
http://www.irqo.net
info@irqo.net

"SER LESBIANA Y PALESTINA" Por Rima Aboud





Rima Aboud
examina la situación de las lesbianas palestinas que viven en Israel y la Autoridad Palestina. La autora confiesa que cuando se enamoró por primera vez de una mujer empezó a cuestionarse su sexualidad. Nunca había oído hablar de una mujer árabe homosexual, nunca había leído y nunca les había visto en la prensa. Ser mujer en una sociedad patriarcal es una lucha diaria por conquistar espacios de libertad más allá de las imposiciones sociales o familiares. La sociedad árabe-palestina tiene poca tolerancia, por no decir ninguna, ante la idea de la liberación de la mujer. Tampoco es fácil vivir en Israel, cuya sociedad prefiere no interferir en las formas de vida y en las tradiciones palestinas. La ONG Aswat ofrece un marco que permite a las lesbianas palestinas manifestar sus sentimientos y opiniones, compartir experiencias y transformar sus experiencias en acciones.

Rima Aboud es Coordinadora de Información y Publicaciones de la ONG de lesbianas palestinas residentes en Israel Aswat, con sede en Haifa.

Mi nombre es Rima y soy la coordinadora de información y de publicación de la ONG de lesbianas palestinas Aswat. Estoy aquí en representación de mi organización para hablar sobre la situación de las lesbianas palestinas que viven en Israel.

Hay una creencia que por el hecho de vivir en un país occidental significa que estas protegida por leyes democráticas. La verdad es que, en el caso de Israel, no estas absolutamente protegida, ya que el propio país decide no mirar a las injusticias cometidas por tu propia sociedad, alegando que no quiere intervenir en las formas de vida y en las tradiciones palestinas.

Hace seis años, cuando me enamoré por primera vez de una mujer, empecé a cuestionarme mi sexualidad. Al principio, reprimí todo lo que sentía y elegí la única explicación lógica: que quería su espíritu independientemente de su sexo. El hecho de ser lesbiana no era algo que había considerado o que me había permitido parar a pensar.

Nunca había oído hablar de un árabe homosexual, nunca había leído y nunca les había visto en la prensa. Mi gran miedo era ser la única lesbiana árabe que jamás haya pisado este planeta. Sabía que no tenia ninguna oportunidad como lesbiana. No podía herir a mi familia. Quería estar a la altura de sus sueños y de aquellos de la sociedad, entonces, me casé.

Estaba ansiosa de conocer a alguien como yo. Estaba dispuesta a encontrarlas, leer sobre ellas y escuchar sus historias. Por aquel entonces, me jure que un día iba a contar mi historia, que iba a escribir un libro anónimo, para que la gente supiera de mi existencia y que viví esta vida como una mujer palestina homosexual.

Si lo hubiera sabido entonces, que después de un año de haberme casado, un grupo de mujeres empezó a reunirse y a dar el primer paso para mujeres como yo, mujeres que pensaban que eran las únicas mujeres en el mundo árabe. Esto me hubiera ahorrado noches sin dormir por preocupación y duda.

Aswat se inició cuando nueve mujeres decidieron que ellas no querían sentirse así nunca mas. Se dieron cuenta que si no se unían, habría muchas mas mujeres que arruinarían su vida a causa de la soledad o por rendirse a las normas exigidas a las mujeres por la sociedad. Nuestra organización se convirtió en un espacio acogedor y seguro para esas mujeres que estaban condenadas a vivir un rechazo continuo en sus propias casas.

Cuando les transmití a mis padres mi deseo de divorciarme y de irme a vivir sola se sorprendieron. No entendían porque prefería una vida solitaria a vivir en el calor y el confort de la casa paterna. Cuando me mudé, mi madre "liberal" vino a mi casa, "armada" con mi tío, y amenazó con forzarme físicamente a volver a casa si eso me iba hacer volver. Me pasé noches sin dormir y caminaba por la casa temiendo sus amenazas.

Sin hacer falta decirlo, mi madre estaba muy decepcionada y herida, y se negó a dirigirme la palabra durante un año entero. Obviamente, mi historia no es la mas dura de todas. Muchas mujeres sufren crímenes terribles y están siendo acalladas en sus hogares, por su propia familia y sus seres queridos.

Hace dos años, una mujer Drusa fue asesinada brutalmente en Haifa. Nadie sabía quien lo había hecho, pero se sabía que fue una matanza por honor, que significa que algún miembro de su familia se sentía avergonzado por algo que habría hecho, o no, y decidió matarla y enterrar la vergüenza que trajo a la familia. Su único crimen fue que alquiló un apartamento fuera de su pueblo. Otra fue obligada a huir de su hogar por causa de la violencia física constante que sufría. Se le prohibió abandonar su domicilio excepto para asistir a clases diarias. Aswat la acogió y le ofrecimos ayuda y apoyo. Hoy es una voluntaria nuestra y participa activamente de nuestros grupos de apoyo y cursos de ayuda.

Ser mujer en una sociedad patriarcal es una lucha diaria para conseguir nuestro derecho a vivir, a ser y a elegir. La sociedad árabe-palestina tiene poca tolerancia, por no decir ninguna, ante la idea de la liberación de la mujer. Aquellas mujeres que se desarrollan profesionalmente y consiguen ascender en sus profesiones son consideradas “rebeldes”. Así que ya os podéis imaginar como percibe la sociedad árabe-palestina a las mujeres que deciden explorar su sexualidad. Es un tema tabú en un entorno muy tradicional.

Aswat nace para dar respuesta a necesidad, que no es otra que la de hablar sobre sexualidad, en nuestro propia lengua, con gente que viene del mismo entorno, la misma realidad y que tiene las mismas experiencias. Hemos constituido el primer espacio seguro para mujeres homosexuales palestinas que residen en Israel y en los territorios ocupados. Somos el primer espacio seguro para mujeres homosexual palestinas en la comunidad Palestina en Israel y en los territorios ocupados.

Fundada en 2003, Aswat ofrece un marco que permite a las mujeres homosexuales palestinas oportunidades de manifestar sus sentimientos y opiniones, compartir experiencias y transformar sus necesidades en acciones. Brindamos servicios innovadores, formación y cursos de empoderamiento, apoyo y alcance hacia las mujeres gays palestinas en Israel, los territorios ocupados y al publico en general.

Nuestros programas y actividades responden a las injusticias sociales a través del alcance de acciones colectivas y el cambio social. Aswat cree en la justicia, igualdad y en la creación de nuevas oportunidades para facilitar el éxito en la las vidas de las mujeres.

La dirección de la oficina de Aswat es secreta. Solo lo saben organizaciones que están asociadas y fundaciones que nos apoyan. Sentimos que teníamos que proteger nuestras instalaciones por temor a ataques de radicales extremistas que piensan que fomentamos comportamientos inmorales y que desobedecemos el orden biológico de Dios. Hoy, seis años después de su fundación, Aswat puede ofrecer, no sólo un hogar, pero una nueva lengua y nueva literatura.

Todo lo que puedo decir es que nuestra realidad es una realidad desafiante, al ser una minoría nacional, somos mujeres en una sociedad dominada por el hombre y al mismo tiempo somos homosexuales, aunque no seamos del todo proscritas, somos rechazadas y muchas veces encarceladas en nuestros propios hogares.

Para más información:

aswat@aswatgroup.com
www.aswatgroup.org

HOMOSEXUALIDAD EN SIRIA: "Hacia la creación de nuevas realidades" Por Wissam Tarif



Wissam Tarif
escribe que en Siria no existe tolerancia alguna hacia la homosexualidad. Durante los últimos 8 años, Al-Assad hijo ha seguido los pasos de su progenitor. Damasco sigue bajo la sombra de un régimen totalitario al que, no obstante, se oponen más y más intelectuales sirios, quienes empiezan a expresar de forma pública sus ansias de democracia y libertad, de reforma y de plenos derechos humanos. Las pocas organizaciones de derechos humanos que existen en Siria jamás mencionan el tema de la orientación sexual, pero eso no significa que no sean conscientes de la realidad. Hay que construir puentes y edificar alianzas para que las ONGs sirias se involucren en el compromiso en favor de los derechos del colectivo LGBT.

Wissam Tarif es Director de la Fundación por la Defensa de los Prisioneros de Conciencia – FDPOC.

El partido Baath (que significa ‘renacimiento’) llegó al poder en Siria el 8 de Marzo de 1963. Y desde entonces ha impuesto la ley marcial, suspendiendo así las protecciones constitucionales de la ciudadanía siria.

En el año 2001, Bashar Al-Assad fue instaurado como Presidente en un referendo unánime tras la muerte de su padre Hafez Al-Assad. En un país donde la mayoría de los parlamentarios son elegidos directamente por el Presidente, el Consejo de Ministros simplemente hace lo que les manda el Jefe de Estado. Y en una estructura política en la cual los propios miembros del Consejo de Ministros no quieren destacar, precisamente, por intervenir en asuntos políticos, se depositaba mucha ilusión en la esperada iniciativa de Al-Assad hijo, ya que era sabido que había pasado muchos años estudiando en el extranjero, concretamente en el Reino Unido. Este contacto con el extranjero, por lo tanto, hacía esperar que al llegar al poder, Bashar Al-Assad iba a introducir las tan necesitadas reformas al país, y de esta manera contribuir al establecimiento de la Democracia en Siria.

Sin embargo tras asumir el poder, el nuevo Presidente contradijo el juramento de su discurso inaugural, en el que prometió reformas y Democracia. Una vez instalado, lo que sí puso en marcha fue la persecución de los promovedores del movimiento denominado “La Primavera de Damasco”, un movimiento reformista cuyo propósito era establecer la Democracia en el país.

Sin embargo, durante los últimos 8 años, Al-Assad hijo ha seguido los pasos de su progenitor. Siria sigue bajo la sombra de un régimen totalitario al que, no obstante, desde la aparición de aquel hito de la historia moderna de Siria a la que ya he hecho referencia, es decir de la denominada “Primavera de Damasco” como movimiento, se oponen más y más intelectuales sirios, quienes empiezan a expresar de forma pública sus ansias de Democracia y libertad, de reforma y de plenos derechos humanos.

La mayoría de aquellos intelectuales democráticos se encuentra hoy día en las cárceles del Estado sirio, habiendo sido perseguidos y acusados falsamente. Las ONGs sirias de derechos humanos, a pesar 1) de no estar reconocidas, 2) de tener que soportar las múltiples limitaciones y restricciones impuestas por la administración, y 3) de tener que convivir con la constante amenaza de ser clausuradas por las autoridades, siguen abogando por los derechos humanos en el país. La realidad es que Bashar ha conseguido establecer en Siria un Tribunal de Seguridad Nacional que de alguna manera involucra también a los tribunales de carácter penal para de esta manera conseguir condenar a los reformistas y a los activistas pro derechos humanos, quienes en los tiempos de su padre, eran encerrados directamente en la cárceles, o eran desparecidos o asesinados.

¿Sería esto a lo que se refería el actual Presidente de Siria, Bashar Al-Assad, cuando en un discurso que presentó en París en el año 2008, habló de “los pequeños pasos hacia la democracia” que Siria iba a emprender bajo su presidencia?

Por otro lado, Amnistía Internacional considera que aquellas personas encarceladas a razón de su orientación sexual son prisioneros de conciencia. Las pocas organizaciones de derechos humanos que existen en Siria jamás mencionan el tema de la orientación sexual, pero eso no significa que no sean conscientes de la realidad. Pero vamos a ser sinceros: la mayoría de los activistas de derechos humanos en Siria opina que no vale la pena hacer un esfuerzo a favor de los gays, las lesbianas, bisexuales, y transexuales. Incluso se podría decir que la mayoría de ellos incluso consideran que la sodomía, y las relaciones homosexuales en general, sí que deben ser penalizadas. Esto es una realidad con la que tenemos que trabajar de forma íntegra y que no debemos intentar ignorar si nuestro propósito es ser eficaz en la lucha LGBT en la región. Son estas las realidades que hemos de transformar con una labor seria.

Lamentablemente, la falta de éxito al momento de involucrar a las ONGs de derechos humanos sirias no se debe solamente a una visión puramente islámica o conservadora respecto al tema LGBT. Se debe también a la falta de fondos, de recursos, de formación, y de un personal preparado. Una de las ONGs de más éxito en Siria, involucrada en la defensa jurídica de los prisioneros de conciencia, es SWASIA. Sin embargo, esta Fundación no es nada más ni menos que la labor continua de una sola persona, ¡y no más!

El Artículo 520 del Código Penal sirio de 1949 prohíbe las relaciones homosexuales, penándolas con 3 años de prisión. A pesar de ello y de facto, la ley no es recurrida, sino que es suspendida. No obstante, sí que es verdad que la Policía de Seguridad siria puede utilizar la orientación sexual de las personas como arma para chantajear, hostigar, vejar y de ésta forma conseguir utilizar al colectivo LGBT en su obtención de información y reforzar su control sobre y contra la ciudadanía.

La suspensión del Artículo 520 del Código Penal no ha supuesto que el régimen sirio no haya seguido oprimiendo y persiguiendo al colectivo LGBT, ya que la utilización de recursos jurídicos alternativos existentes han hecho todo eso posible a través de los tribunales sirios.

La prisión de Adraa, situada en las afueras de la capital Damasco, es notoria por la existencia de su Sección número 7, albergando de forma dedicada a los considerados delincuentes y criminales sexuales. En estos momentos se sabe que son 56 personas las que se encuentran en la Sección número 7: 19 de ellas son gays, dos de ellas menores. 9 han sido condenadas por delitos de violación, 3 por abusar sexualmente de menores, y respecto al restante de 25 no nos ha sido posible definir claramente la causa de su estancia en la prisión, ya que recopilar la información resulta muy difícil y extremadamente peligroso. Lo que sí está claro es que, para el régimen sirio, no existe distinción alguna entre los pedófilos, los violadores y los homosexuales.

Lamentablemente, las ONGs internacionales han fracasado al momento de saber crear redes locales de apoyo – tanto en lo que a la lucha general por los derechos humanos se refiere, como a los ámbitos de los temas concretos respecto a la lucha por los derechos LGBT.

Desde mi punto de vista, ciertas ONGs sirias podrían ser involucradas en el compromiso pro-LGBT siempre y cuando los recursos, los fondos y la formación fuesen adecuados. El compromiso debe centrarse contemplando sobre todo la provisión de servicios asistenciales como, por ejemplo, la creación de un sistema de representación jurídica y el establecimiento de una infraestructura de seguridad para el colectivo LGBT.

Pero ese compromiso se tiene que alimentar y desarrollar. Sí que es verdad que existen en Siria activistas que conciben los derechos humanos como algo compartido por todo ser humano sin distinciones. Nuestra labor es saber indicarles el camino hacia un mayor compromiso con y para el colectivo LGBT en Siria.

Tengámoslo bien claro: en Siria no existe tolerancia alguna hacia la homosexualidad. La sociedad siria es una sociedad mayoritariamente musulmana y conservadora, que por razones históricas ha llegado a una cierta convivencia con una minoría cristiana. Pero esa minoría es igualmente ortodoxa y conservadora.

En lo que a las vidas LGBT en Siria se refiere, pues la gente sí es verdad que se puede reunir en ciertas cafeterías, o en ciertos parques y espacios públicos. Pero esas personas siempre están expuestas al riesgo de que la policía siria les exija identificarse mostrando sus carnés de identidad, y de ésta manera mantenerlos registrados en una base de datos de toda aquella gente sospechosa de ser LGBT. Posteriormente, es el régimen quien decide cuando conviene utilizar dicha información. Sin duda, es en el momento político adecuado para el Estado, cuando le convenga mostrar su faceta más islámica por razones políticas internas y así esquivar la acusación de ser demasiado ´seglar´ cuando puede resultar conveniente sacarle provecho a esa base de datos. No nos olvidemos de otro momento político muy parecido, ocurrido en Egipto tras la celebración de una fiesta en un barco, que condujo a la detención de un buen número de gays por parte de las autoridades egipcias.

Es otro país, sí que es verdad, pero es el mismo escenario: la gente LGBT aislada, sin recursos de defensa, sin organización adecuada, sin apoyo ni infraestructura está siempre expuesta a las corrientes de las necesidades políticas del día de la región. Por lo tanto, lo importante es trabajar para empezar a proyectar con eficacia y con realismo esas estructuras de apoyo que sólo pueden resultar desde la amplia estructuración de los activistas de a pie y de las ONGs in situ. Para eso necesitamos construir. Construir puentes y edificar alianzas.

Espero que entre todos podamos empezar esa necesaria coordinación y unión. De hecho, una cosa creo que sí es cierta: como ciudadanos del mundo, lo estamos haciendo ya.




"La homosexualidad y las libertades individuales" Por Mohamed El-Morabet




Mohamed El Morabet se pregunta, ¿Quién dijo que hablar de Homosexualidad en los países de mayoría Musulmana es tabú? Después del I Congreso Internacional de Derechos Humanos, Sociedad Civil y Homosexualidad en los países de mayoría musulmana se ha demostrado lo obvio de la pregunta anterior, hizo que preguntas sobre lo que es tabú y lo que no tengan siempre una respuesta. Respuestas fruto de una larga reflexión constituyendo un diálogo común frente a todas aquellas aberraciones fanáticas que nos intentan conducir al abismo del silencio. La orientación sexual debe ser tratada como bandera de las libertades individuales y públicas que en algunos países son más respetadas que en otros. Ha sido un Congreso de y para la libertad. Esperamos que el próximo se celebre en Tánger. Mohamed El Morabet es Coordinador del Grupo IN Intercultural Nekor, entidad colaboradora en el I Congreso Internacional "Derechos Humanos, Sociedad Civil y Homosexualidad en los países de mayoría musulmana".

Las sesiones de trabajo que abarcó el 1º congreso, fueron muy tensas respecto a contenido y participación. Tuvieron lugar testimonios muy profundos de personas que viven el día y día de la cuestión, análisis desde la esfera de la política exterior española y una perspectiva de los medios de comunicación al respecto. Y lo común entre todas estas visiones ha sido alzar la bandera de las libertades individuales y públicas que en algunos países son más respetadas que en otros, fue un congreso de y para la libertad.

Existe una regla general de que temas como la homosexualidad solo se debaten y se hablan en espacios privados, y lo curioso de Marruecos solo se habla en cafeterías y bares entre hombres y en mercados entre mujeres. Con este 1º congreso hicimos que la frontera entre los espacios privados y públicos sea menor. Y no me cabe la menor duda, que cada vez será mucho menor, y más aún siendo optimistas esta muy cerca el día en el que esa frontera se borre de forma definitiva. En este sentido hemos sido innovadores sabiendo que nos espera una larga vía de trabajo, dedicación y sacrificio.

Trabajar en red siempre nos permite tener una visión amplia de la cuestión en relación a la perspectiva global que nos ofrece el escenario mundial. Este 1º Congreso ha logrado tener en cuenta el trabajo en red y fortaleció las relaciones internacionales entre todos los agentes sociales que conforman esta red social transnacional.

En una sesión de trabajo se me planteo si cabe la posibilidad de celebrar el 2º Congreso en Tánger. Desde el Grupo IN (Intercultural Nekor) creemos que Tánger es una buena oportunidad para dar voz a todas aquellas personas que les vulnera su derecho de ser, como ellas quieren ser.

Para contactar con Mohamed El Morabet:

Grupo IN (Intercultural Nekor)
http://grupointerculturalnekor.blogspot.com
gruponekor@gmail.com

jueves, 2 de octubre de 2008