Arsham Parsi analiza la situación de la homosexualidad en Irán. El Código Penal Islámico, basado en la Sharia, autoriza el castigo a los homosexuales bajo penas de azotes, colgamientos, apedreamientos, despedazamiento en dos del individuo o su ejecución desde un edificio o acantilado. La homofobia está profundamente arraigada en la sociedad iraní. Ya el Ayatolá Jomeini llamó al exterminio de los homosexuales tras el triunfo de la Revolución Islámica en 1979 denominándolos "parásitos y corruptores de la nación". Irán es conocido como el país que castiga con más severidad las relaciones homosexuales consentidas y entre adultos. En este contexto de persecución, las organizaciones homosexuales iraníes necesitan más apoyo que nunca.
Arsham Parsi es Fundador y Director de Iranian Queer Organization, con sede en Canadá. Es premio a la Excelencia en Derechos Humanos por la ciudad de Toronto.
A pesar de estar invitado a participar en este el I Congreso Internacional "Derechos Humanos, Sociedad Civil y Homosexualidad en los países de mayoría musulmana" no he podido asistir por razones de fuerza mayor. Lamento no haber podido presentar mi ponencia personalmente, dificultades con mi visado y la llegada de homosexuales iraníes refugiados desde Turquía hacia Canadá me han imposibilitado estar con vosotros en España.
La institución que represento, la Iranian Queer Organization (IRQO), es la única organización activa que trabaja en pos de los derechos de los Queers iraníes (gay, lesbianas, bisexuales y transexuales) en todo el mundo. Nuestra tarea se centra en la documentación de las violaciones de los derechos humanos, el envío de cartas de apoyo a los homosexuales iraníes que buscan asilo y refugio, y la lucha contra la homofobia.
La documentación que proveemos sobre la situación de los derechos humanos en Irán es conocida por su fiabilidad y credibilidad. IRQO está registrada en Ontario, Canadá, y es miembro de las siguientes organizaciones internacionales: Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA) con sede en Bruselas, la Red Cultural de Gays y Lesbianas (ILGCN) de Estocolmo, la Asociación Arco iris de Toronto y el Comité Consultivo de la Fundación Hirschfeld-Eddy para la promoción de los Derechos Humanos del colectivo LGBT. El pasado mes de abril nuestra organización recibió el Premio Felipa De Souza otorgado por la Comisión Internacional de los Derechos Humanos de los Gays y Lesbianas (IGLHRC) con sede en Nueva York.
La homofobia está profundamente arraigada en el seno de la sociedad iraní. Ya en 1979 el Ayatolá Jomeini llamó al exterminio de los homosexuales declarándolos “parásitos y corruptores de la nación” y “propagadores del mal”. Dado que Jomeini ostentaba el papel de guía espiritual, el marja-e-taqlid o aquél a quien todos debían imitar, sus palabras tenían una enorme fuerza y legitimidad sobre la población. Pero la extensión de la homofobia no sólo es una cuestión religiosa, es un reflejo también de un sistema social patriarcal donde la sexualidad es controlada desde el Estado y está al mero servicio de la reproducción.
En el marco de la región del Golfo y de Oriente Medio, Irán es el país que actúa con mayor severidad contra el acto homosexual consentido y realizado entre dos varones adultos. La sodomía está penada con la ejecución, independientemente que el sujeto sea activo o pasivo. El artículo 111 del Código Penal Islámico establece que “la Sodomía es condenada con la ejecución, más allá de que los sujetos activos o pasivos que la cometan sean adultos y actúen en voluntad propia”. La condena a muerte es también el castigo recibido si el acto sexual es cometido entre un musulmán y un no musulmán.
La condena por sodomía depende, según el Código Penal Islámico vigente en el país, del criterio del juez de turno. Esta legislación es muy laxa respecto a las pruebas y cualquier tipo de evidencia es utilizada en contra de los acusados. De todos es sabido que la práctica de la tortura es utilizada frecuentemente como medio para “arrancar” confesiones relacionadas con las prácticas homosexuales. En 2002 el Consejo de los Guardianes de la Revolución, integrado por doce altos clérigos, intentaron promover en el Parlamento ciertas restricciones al uso de la tortura pero esta propuesta no fue apoyada por el gobierno. El régimen iraní mantiene un régimen de incomunicación indefinido para los detenidos y estigmatiza de manera significativa a ciertos detenidos, entre ellos los homosexuales, privándoles de las mínimas protecciones jurídicas.
La pena de muerte por sodomía no existe sólo en el papel, es practicada y reforzada. Los procesos judiciales por “cargos morales” han estado bajo el foco de las cámaras, de hecho, la presión internacional contra la frecuencia de las ejecuciones llevó al gobierno iraní a controlar de manera férrea la cobertura mediática sobre las penas de muerte -- recordemos que Irán es el segundo país en términos de ejecuciones per cápita del mundo--. Dada esta “ocultación mediática” es imposible determinar el número de asesinatos por razones de orientación sexual.
Otra de las características de la situación LGBT en Irán es la sombra de la vigilancia policial. Lo singular de esta realidad es que la vigilancia hacia estas “conductas desviadas”, según la terminología policial, no la ejercen sólo los cuerpos de seguridad del Estado. Existen instituciones semioficiales y un gran número de voluntarios que velan por la moralidad pública, recibiendo apoyos para ejercer su labor de los estamentos policiales, judiciales y de los clérigos conservadores. A finales de 2004, el Poder Judicial estableció un nuevo grupo denominado Setad-e Hefazat-e Ejtemae (División para la Protección Social) encargado de la supervisión de los crímenes morales. Este órgano tiene como objetivo controlar “las enfermedades sociales de cada vecindario o región”, así como “los sujetos desviados”. En Julio de 2005, un veterano Juez confesó a la prensa que 210 unidades de esta División para la Protección Social contaban con más de 1,700 voluntarios sólo en la ciudad de Qom.
En cuanto a la realidad del colectivo de lesbianas su situación no es mejor que la de sus hermanos gays. En la mayoría de los casos las mujeres son forzadas al matrimonio por la sociedad o por su propia familia. Además de recibir latigazos, el castigo por lesbianismo puede llegar hasta la pena de muerte si la mujer es detenida en cuatro oportunidades. Aquellos que piensan que las lesbianas no están amenazadas se equivocan. Este colectivo no tiene ninguna garantía jurídica de cara al gobierno iraní. Cada vez que son detenidas corren el riesgo de ser violadas, golpeadas o incluso torturadas hasta la muerte.
Finalmente, el colectivo transexual tampoco es inmune a la tortura y a la persecución. Los transexuales corren el riesgo permanente de ser golpeados o arrestados por las fuerzas policiales conocidas como el cuerpo Basiji. Este órgano policial no necesita identificarse y actúa con total impunidad. A pesar de que Irán autoriza legalmente el cambio de sexo, esta operación se realiza no sin dificultades. Los médicos encargados no tienen en cuenta los factores psicológicos y emocionales de cada individuo. Las operaciones se realizan de forma incompleta y, en la mayoría de los casos, con un gran número de errores médicos. En la mayoría de los casos los transexuales deben permanecer en vigilancia post operatoria y contraen enfermedades por la mala praxis médica.
Quisiera terminar con una reflexión y con un llamamiento. Los países que deportan a los homosexuales iraníes que demandan asilo de vuelta a Irán cometen un gravísimo error. En Irán no vivirán seguros y no se respetará su opción u orientación sexual. Con estas deportaciones algunos Estados están violando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en concreto los puntos que hablan de la protección de los derechos individuales, la salvaguarda de la vida, la libertad, dignidad, privacidad, la no discriminación y el derecho al asilo, entre otros.
Necesitamos todo vuestro apoyo para continuar defendiendo los derechos del colectivo LGBT en Irán.
Gracias.
Arsham Parsi
Para más información:
IRanian Queer Organization – IRQO
http://www.irqo.net
info@irqo.net
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